Días pasados, con motivo de un comentario en las redes sociales, una persona definía a un
conocido empresario del Norte grancanario como “alguien que daba de comer a mucha gente”. Es de suponer que se refería a los puestos de trabajo que generaban sus empresas, imprescindibles para el funcionamiento de las mismas, más que por su filantropía. Semanas atrás, durante una conversación entre varias personas, un trabajador decía también, totalmente convencido, que “era menester que los ricos ganasen mucho dinero para que los pobres pudiesen comer”… De sus migajas -le faltó decir-… Estos comentarios entre gente humilde de clase trabajadora dan la medida del pensamiento de esclavo que interioriza desde hace siglos gran parte de nuestra sociedad canaria. Me viene a la mente aquella historia de un esclavo que le comentaba a otro lo contento que estaba porque su amo no le pegaba… También extrapolable a la mujer maltratada, aunque no venga al caso, cuando dicen: “no, si mi marido no es malo porque no me pega”, a pesar de los desprecios, la indiferencia y el maltrato psicológico por años. Pues en esas estamos…
Respecto al primer caso interiorizamos que el empresario genera puestos de trabajo por generosidad, no porque los necesite para su producción. Por lo tanto es preciso aclarar que, un empresario realiza las contrataciones que necesita, ni una más, y que prescinde de ellas en cuanto comprueba que no le hace falta o, en el peor de los casos, cuando el trabajador se niega a extender su jornada laboral -sin remunerar- más allá de lo estipulado por ley. Es positivo la creación de nuevas empresas que generen empleo digno -que esa es otra- que no es lo mismo que empleo esclavo, pero a veces la sutil línea que separa lo uno de lo otro se vuelve imperceptible, cuando el empleo es cada vez más escaso, y que para la obtención del mismo hay que recurrir a favores o “enchufes”, con lo que se va prostituyendo el empleo por parte de determinados esclavizadores, que la Administración consiente con dejación de sus funciones de vigilancia y control.
El segundo ejemplo es aún peor, puesto que interioriza un sentimiento esclavo, que admite como normal que los empresarios ganen mucho dinero a costa de empleo esclavo y de trabajar “al borde de la legalidad”, cuando no fuera de la misma. Por supuesto que de pagar impuestos ni hablamos…
Me viene a la mente el ejemplo, repetido hasta el aburrimiento, de las donaciones de Amancio Ortega, que muchos aplauden con las orejas de la ignorancia. La mayor parte de la gente desconoce que ese señor tiene gran parte de sus fábricas en el extranjero -aunque no siempre ha sido así- en países en los que apenas existen medidas protectoras de riesgos laborales y con salarios muy precarios para los trabajadores. En el pasado esas empresas se localizaban en España, principalmente en Galicia, pero sus asesores debieron indicarle que trasladando las fábricas a determinados países apenas pagaría impuestos ni salarios, multiplicando así su fortuna; por lo que este “patriota” no dudó en dejar en el paro y la miseria a miles de familias españolas, al trasladar sus fábricas a los citados países. Sin embargo cada año, en España, este señor -que apenas paga impuestos, en comparación con sus ingresos, se hace una campaña de imagen y publicidad donando aparatos médicos a la Sanidad Pública, con lo que consigue una campaña de publicidad e imagen gratuita. De ese dinero además, el Erario Público español le devuelve un tercio, desgravándoselo de los pocos impuestos que paga. Esos aplaudidores del Sr. Ortega deberían saber que, si cualquier trabajador con una nómina media-baja paga entre un 12 y un 18%, mientras este señor sólo paga el 5%. El truco está en que en España, los que ganan mucho dinero pagan poco, mientras que los trabajadores con nómina pagan mucho. Que paguen al menos los mismos impuestos que un trabajador (proporcionalmente), y luego si quiere donar que lo haga, que nadie levantará una crítica por ese motivo, todo lo contrario, pero que no nos tomen el pelo. Cuando partidos de determinado sesgo ideológico repiten hasta la saciedad la machacona bajada de impuestos, incluso en esta época en que tantos recursos se están demandando al Estado, no están pensando en bajárselos a los trabajadores, que pagan mucho, sino en bajárselos a los que ya de por si pagan poco, los grandes emporios económicos. Sería para partirse de la risa comprobar tanta desfachatez de no ser por la seriedad del tema.
El problema sigue siendo que en este país la gente no se informa (en Canarias menos). Todos tenemos aficiones, hobbies y nos gusta divertirnos al margen de nuestras obligaciones, pero es que algunos no se ocupan de otra cosa, viviendo de espaldas a la compleja realidad. No leen, no escuchan y manifiestan una pereza infinita hacia todo lo que desconocen o les parece complejo. Únicamente se acercan a la información de forma sesgada y esporádica, a través de los medios de comunicación manipuladores, especialmente diseñados para ellos, con llamativos titulares -pocas veces ajustados a la verdad-. Las redes sociales son también portadoras de gran cantidad de bulos distorsionadores, destinados a los más incautos. Son víctimas propicias de esta selva de mentiras. El contraste de noticias y la identificación de los medios de comunicación más serios se convierte en fundamental para tener criterio propio, más allá de fanatismos políticos. Las carencias históricas en educación tienen gran parte de culpa de esta situación y mentalidad esclavista del pueblo canario.
No hace falta ser un erudito ni portar carreras o masters en el currículum para convertirse en una persona bien informada. Nos va el futuro en ello.
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