jueves, 15 de mayo de 2025

2025-05-15-(4)El valor de las viviendas y el futuro urbanístico de La Atalaya en juego

 



El valor de las viviendas y el futuro urbanístico de La Atalaya en juego

Cuando se planifica la ubicación de una instalación industrial, se deben tener en cuenta muchos factores: accesos, impacto ambiental, actividad económica… y, por supuesto, el efecto que tendrá sobre las personas que viven en las proximidades. En el caso de la planta de biogás prevista en La Atalaya, el perjuicio sobre el valor de las viviendas es una de las consecuencias más previsibles e injustas.

¿Qué pasa con el valor de una vivienda cuando se instala cerca una planta de tratamiento de residuos?

Las estadísticas y estudios inmobiliarios en España y Europa son claros:

La proximidad a infraestructuras industriales molestas (como plantas de residuos, estaciones depuradoras, incineradoras o plantas de biogás) reduce de forma significativa el valor de las viviendas cercanas.

Las causas son múltiples:

Malos olores persistentes

Ruido de maquinaria o tráfico pesado

Contaminación visual

Pérdida de atractivo residencial

Riesgo percibido por accidentes, fugas o problemas sanitarios

Estos factores no solo hacen que una vivienda pierda valor en el mercado, sino que dificultan su venta o alquiler. Nadie quiere vivir junto a una planta de residuos si puede evitarlo.

¿Qué podría pasar con La Atalaya?

En un escenario como el que se propone:

Los propietarios perderán valor patrimonial: muchas familias han invertido sus ahorros en mejorar sus casas, construirlas o comprarlas con esfuerzo. La instalación de la planta puede devaluar su patrimonio sin compensación alguna.

Menos incentivos para rehabilitar o construir: ¿quién querrá hacer obras o edificar nuevas viviendas en una zona considerada poco atractiva por su cercanía a residuos?

Estancamiento urbanístico: la posible expansión ordenada del barrio, con nuevas viviendas o servicios, quedaría paralizada. Ningún plan urbanístico tiene éxito si la zona pierde atractivo por decisiones mal tomadas.

Estigmatización del barrio: La Atalaya podría pasar a ser conocida no por su gente, su historia o su paisaje, sino como “el sitio donde está la planta de residuos”. Un estigma injusto para sus vecinos y vecinas. Un daño que afectará a todos.

Esto no es una cuestión ideológica ni estética. Es una realidad económica que cualquier técnico del sector inmobiliario puede confirmar: la planta reducirá el valor del barrio, de las casas, de los comercios… y del futuro.

Cosme Vega.-


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