Las intervenciones de Pablo Iglesias durante estos días en el Congreso de los Diputados ha elevado el nivel político considerablemente (aunque esto no era muy difícil), dándose además la circunstancia de venir precedidas de una renuncia histórica de Iglesias -nunca antes vista en un líder político español- motivada por un veto acomplejado a su presencia en el Consejo de Ministros por parte de Pedro Sánchez. Seguramente habrá sido todo mucho más complejo y enrevesado, especialmente por parte del partido socialista que en ocasiones no sabíamos si iba o si venía en su tortuoso comportamiento, diciendo que negociaba un pacto con Unidas Podemos mientras pedía -casi suplicaba- la abstención de PP y C's, pero estos son los titulares de lo vivido en la sede de la soberanía nacional.
Y no lo digo sólo por el contenido de sus intervenciones, que también, sino por las caras que ponían los líderes y primeras espadas del resto de partidos mientras el líder morado desplegaba su amplio y documentado argumentario político. Daba la impresión que más que un discurso político impartía una clase magistral de ciencias políticas. A tal punto llegó la expectación generada por la intervención de Iglesias que, el habitual ruido y murmullos de fondo que se puede escuchar durante las intervenciones de los señores diputados desapareció, transformándose en un silencio expectante y respetuoso, al que pocas veces asistimos en el Congreso de los Diputados. Me llamó especialmente la atención las caras, los gestos e incluso sonrisas -en determinados momentos- de Pablo Casado y Josep Borrell, que desde sus respectivos escaños asistían muy atentos a las palabras de Pablo Iglesias.
Creo sinceramente que la presencia de Unidos Podemos en el Gobierno de la Nación -si finalmente se produce- dará un soplo de aire fresco a la gestión de los asuntos públicos en este país, al tiempo que acallarán muchas voces y temores infundados interesadamente sobre la diligencia y seriedad de la izquierda de este país, la de verdad...
Creo sinceramente que la presencia de Unidos Podemos en el Gobierno de la Nación -si finalmente se produce- dará un soplo de aire fresco a la gestión de los asuntos públicos en este país, al tiempo que acallarán muchas voces y temores infundados interesadamente sobre la diligencia y seriedad de la izquierda de este país, la de verdad...
Los
vaivenes de Pedro Sánchez, motivados probablemente por las
«presiones IBEXternas», lejos de doblegar a Unidos Podemos, en este
pulso político, ha conseguido fortalecerlos, especialmente al vetado
Pablo Iglesias.