Serena crónica de una identificación policial
Nicolás Guerra Aguiar
A las 08.00 horas de este día de Huelga General las cafeterías de las calles por las que paso están abiertas. Y algunas de ellas como suelo verlas a tales horas, con su clientela habitual. No obstante, se palpa en el ambiente que el de hoy no es un día cualquiera. Las guaguas municipales, por ejemplo, no se dejan ver a lo largo de mis casi cuarenta minutos de caminata por León y Castillo, aunque también es cierto que su ausencia nada dice, muy al contrario: confirma lo que es normal. Otras, las privadas, sí circulan, aunque también es cierto que casi vacías, sin niños que las usan como transporte escolar. Muy poco tráfico. Y a veces el silencio de cementerio es ruidosamente roto por el helicóptero policial. Eso sí: vi en media hora a más policías municipales que en toda la semana pasada, incluyendo nocturnidades y albas.
08.40 horas. Estoy en Triana. Tomo notas en mi cuadernillo. Un reducidísimo grupo de jóvenes (nueve) entra en el vestíbulo de Bankia, pacíficamente, sin alteraciones. Llevan banderas de CNT-AIT, FAGC, negras, a juego con su vestimenta. Con megáfono, uno comenta sobre el dinero que nos han distraído para invertirlo en los bancos mientras estos desalojan de sus viviendas a quienes no han podido pagar la hipoteca (está cabreado). Pitan, reclaman la presencia de quienes en el exterior enarbolan banderas de UGT y CC OO, un grupo más numeroso. Siete policías se colocan en la puerta de acceso, aunque los cenetistas no fuerzan la entrada, ni hacen el mínimo intento. Llegan dos nacionales más. (O lo que es lo mismo, la policía protege la entrada de un banko que resultó –hipotético- ser un fraude, un pirateo descarado, una estafa para miles de jubilados que habían invertido en acciones preferentes, uno de los que contribuyen al hundimientos económico que pagan todos, incluidos los policías. Y para decenas de miles de otros ciudadanos que compraron acciones, entre ellos la mayor parte de sus empleados.) Aparecen cinco policías más. Los jóvenes salen pacíficamente, casi en mística procesión, solo les faltan los cantos latinos (fueron de EGB: ¡no estudiaron Latín!).
09.00 horas. Escribo en el cuadernillo que frente a la Banca March, esquina a Torres, el grupo de UGT / CC OO se detiene (cuarenta personas). Lo custodian seis policías. Los cenetistas (diez) continúan calle adelante protegidos por cuatro agentes. Paran frente al edificio del Cabildo, también en Triana. Siguen con su frase preferida: <>. Trece policías nacionales los rodean estratégicamente, pues uno de ellos va indicando con la cabeza dónde deben situarse. Momento de tensión. Los jóvenes no fuerzan ninguna acción violenta, ni tan siquiera intentan entrar en las dependencias cabildicias. Solo uno de ellos le ofrece un papel (no sé qué dice) a alguien que está en la puerta, este lo rechaza. Regresa al grupo.
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