Todo
este asunto tiene su origen en
Guía
de Gran Canaria,
concretamente a partir del
año 2017 con la creación de
la “Plataforma
Salvar los Salesianos”, a
quien nunca antes se le conoció actividad ni
preocupación social
alguna. En
realidad todo lo que rodea a este asunto es bastante extraño
a
poco que indaguemos
en este
proyecto que, evidente va
más allá de la recuperación de
un antiguo colegio y
su reconversión
en centro sociosanitario. Y
es que tres años de
negociaciones con el Obispado
para un anuncio que
muchos titularon de
“cesión gratuita del
edificio”, me parece mucho
negociar…
Se
intentó vincular
la recuperación de un edificio privado
en franco deterioro -abandonado
por su propietario- a
la creación de una residencia para
mayores con la “cesión
temporal”
del citado edificio (50 años)
por parte del Obispado, cuando
paralelamente ya
se
estaba proyectando
la ampliación de la
RESIDENCIA PÚBLICA TARAZONA,
en el mismo término
municipal y
con capacidad para 94
plazas,
más otras 30 del Centro de Día
(lo que hacen un total de 124
plazas), por
un importe inferior al proyectado para la rehabilitación del
Colegio de Los Salesianos.
Es decir, que sale más barato
la construcción de una residencia pública NUEVA,
que la rehabilitación de una privada y
VIEJA, que además habrá que
devolver a su propietario pasado un tiempo.
Para
la consecución de este fin se
puso en marcha una recogida de firmas,
muchos de los cuales (los
firmantes)
ya confiesan abiertamente
sentirse
engañados por la Plataforma,
con una
intensa campaña
mediática que pocos partidos políticos podrían
permitirse.
Las publicaciones frecuentes en medios escritos a doble página así
lo atestiguan. También la
masiva presencia
en radios
y televisiones
de ámbito local y regional,
además de cartelería de todo
tipo, a
la que parece ser todos se ofrecieron de
manera “altruista”.
Con
el favor de las
instituciones gobernantes y el silencio de
la oposición política,
parecía que el camino para la
consecución de los fines previstos estaba despejado.
Sin embargo
el mayor obstáculo
surgió en el propio Obispado,
el que supuestamente iba a ser
el principal
beneficiario de la operación,
que parece ser ambicionaba mucho más de
lo que se le estaba ofreciendo el Cabildo y
el Ayuntamiento de Guía, que
ya
habían hecho suya la petición de la citada Plataforma.
Finalmente
en septiembre de 2020 se firmó con El Obispado la cesión -que
NO DONACIÓN- del edificio por
cincuenta años, por el que el Cabildo se comprometía
a invertir OCHO MILLONES de euros, al menos inicialmente, puesto
que a un
edificio de 83 años de
antigüedad es más que
probable que muestre vicios
ocultos por el inevitable paso del tiempo, que
a la finalización de este
periodo tendría
nada menos que 133
años. Supongo que los
profesionales vinculados al sector inmobiliario y de la construcción
ya se estarán
echando las manos a la cabeza por la inversión pretendida
en el vetusto edificio privado,
que con los presupuestos actuales en la mano es evidente que sale más
caro que uno nuevo de propiedad
pública.
Es
incomprensible que la Administración realice
esta desorbitada
inversión en
un edificio privado que tendrá
que devolver en perfecto estado -el que ahora no tiene- pasados 50
años. No
sale a cuenta ni en el hipotético caso de que el Obispado hubiese
donado el edificio, que no es el caso.
Por
lo pronto el Cabildo ya ha
invertido en “la cosa”
casi un millón de Euros, entre
el Informe
Técnico del
Estado de Conservación del Edificio, el
Proyecto de
Rehabilitación
propiamente dicho
y la reforma de la casa Doña Eusebia de Armas, que
parece ser también va
incluida en el lote
(de incierto destino y
también propiedad del
Obispado). Esta
citada rehabilitación
ascendió a
600.000€, aunque inicialmente
fue presupuestada
en 300.000€.
Hacerse
preguntas cuando
algo huele a podrido es inevitable:
1º
¿Este
es el mejor modelo asistencial
para nuestros mayores? Creo sinceramente que NO,
pero
no voy a entrar ahora en un
asunto al que ya me he referido
en otras ocasiones, especialmente en el artículo titulado “Salvar
los Salesianos o botar el dinero público”.
2º
¿Realmente hacen falta tantas
plazas residenciales para mayores? Si tenemos en cuenta que en
el propio municipio, concretamente en La
Atalaya, existe una
residencia nueva, recientemente
inaugurada y otra remozada,
con un total de 94
plazas, no
parece que haya esa
necesidad, especialmente
si tenemos en cuenta que este
modelo de residencias es un modelo ya caduco y puesto en cuestión
por múltiples especialistas, máxime
cuando se está convirtiendo en
negocio lo que debe ser UN SERVICIO PÚBLICO.
3º
¿No
tendría El
Obispado que haber
hecho una DONACIÓN
de la propiedad del edificio al Cabildo de Gran Canaria antes
de que éste invirtiese
un sólo euro en él?
Ya
sabemos
que el Obispado
no da ni los buenos días.
La Santa Madre Iglesia siempre
mostrando
una mano abierta para recibir
y extendido el dedo corazón de la otra para donar. No
lo digo yo, lo atestiguan
los hechos y la historia...
Los
servicios públicos a los mayores se han convertido en un suculento
negocio para los grandes poderes económicos que se ocultan tras
plataformas y empresas del más variado pelaje.
Poderes a los que no paran
de hacer guiños nuestros gobernantes.
Por
eso quiero gritar :
NO
A LA LA INVERSIÓN DE DINERO PÚBLICO EN EDIFICIOS PRIVADOS PARA
RESIDENCIAS PRIVADAS!!
NO
A LA PRIVATIZACIÓN DE LAS RESIDENCIAS!!
NO
AL NEGOCIO DE UNOS POCOS A COSTA DE LA SALUD Y CALIDAD DE VIDA DE
NUESTROS MAYORES!!