Reflexiones y otras hierbas, por Paco Vega.
La política española es una gran farsa. Debemos remontarnos a los años de la mal llamada "transición" para entender que todo se fraguó allí. No fue el dictador, sino el gran capital, quien dejó todo atado y bien atado…
Se trataba de simular un bipartidismo, al estilo norteamericano, "que pareciese" que había un partido más cerca de los trabajadores que otro, que cuidase más su discurso y su estética, pero que en el fondo servirían igualmente a D. Dinero. En los parlamentos y en la prensa afín se mostrarían confrontaciones que, a la hora de la verdad, no implicarán diferencias significativas para los dueños del cortijo.
Sólo temblaron los cimientos y las piernas del establishment, cuando Podemos entró con fuerza en el Congreso de los Diputados. Ese es el motivo por el que todos los estamentos se confabularon para hacerlo desaparecer o reducirlo a la mínima expresión.
Hoy Pedro Sánchez sigue la senda marcada entonces, hace casi 50 años, aunque la prensa y los propios figurantes sigan avivando un enfrentamiento inexistente. Una veces les toca hacer caja a la banca, otras a las eléctricas, otras a las constructoras, etc. Ahora es evidente que le toca a la industria militar y sus manijeros.
Y la prensa, siempre la prensa como escenario y atrezo de todas las representaciones…
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