A muchos ciudadanos les cuesta leer y contrastar “la información” que les vomitan a la cara los medios de comunicación. La mayoría son fieles seguidores a sus medios afines, a los que consideran “de confianza”, tragando plenamente sus “noticias” y comentarios sin percatarse de las manipulación a la que son habitualmente sometidos. Estos medios, en su inmensa mayoría, son propiedad de las grandes fortunas, muy vinculadas -como es lógico- la derecha política. Es un circuito de retroalimentación mutua. También las redes sociales, casi más eficaces que los medios, son utilizadas para “retorcer” la verdad.
¿Cómo describir la situación y que todo el mundo lo entienda?
Los ricos son pocos, pero necesitan los votos de los trabajadores que son mayoría pero que, abducidos por sus medios de comunicación, les hacen creer que sus políticas les van a beneficiar, al margen de otras arengas patrióticas vinculadas especialmente a los sentimientos de pertenencia, raza o nación, que no a una correcta gestión de los recursos públicos. Los grandes poderes económicos manejan el 90% de los medios de comunicación, que a su vez están escorados mayoritariamente a la derecha, con los que bombardean tarde, mañana y noche a los desnortados ciudadanos. Incluso hay medios creados ex profeso para “parecer de izquierdas”, con igual o mayor efectividad manipuladora pero con una conducta algo más serpenteante.
A la derecha extrema y a la extrema derecha les importa un pimiento -por ser “agrocorrecto”- lo que ocurra con los trabajadores y autónomos, clases media o baja. Ellos están ahí para defender a los ricos y grandes fortunas, que nadie se equivoque. Si tu no eres rico ni poderoso no figuras en su agenda, olvídate de que sus políticas te beneficien lo más mínimo, por muchas banderas y arengas patrióticas que enarbolen. Pero claro, algún “hueso” tienen que echarle al perro para que menee el rabo de vez en cuando...
El PP se estaba desmoronando debido a su corrupción descarada, a pesar del sostén y la cobertura mediática de la prensa, radio y TV; que en un constante trabajo de blanqueo han conseguido frenar el descalabro. De todas formas, alguien decidió crear Vox por si las moscas, para así ir recogiendo los votos que al PP se le iban cayendo por la derecha, debido a que no todos los votantes están dispuestos a tragar con ruedas de molino. Esta extrema derecha descarada viene a eso, a abducir a los desencantados y a los desinformados, que viven pendientes del fútbol en exclusividad, además de otras distracciones. Vienen a simplificar a la complicada política con cuatro banderas y arengas patrióticas, como si las banderas se comiesen. Vox es la extrema derecha pura y dura, sin complejos, fascistas de toda la vida. Son un apéndice desgajado del PP, antes Alianza Popular y un poco antes el franquismo (una de las dictaduras más crueles y despiadadas que ha existido en el mundo).
Franco y su fascismo cruel nació cuando los ricos y poderosos se dieron cuenta de que la esclavitud y la explotación laboral se iba a terminar, con la victoria del Frente Popular en febrero de 1.936 por mayoría absoluta, lo que produciría una merma en sus millonarios ingresos, que no pérdidas, pero ya se sabe que la esclavitud es muy rentable. El analfabetismo -cultural o político- fue siempre el gran aliado de la derecha más rancia y en esa línea siguen trabajando.
A la derecha no le interesa la escuela pública porque con la privada consigue dos cosas: que la educación y el conocimiento esté lo más lejos posible de los trabajadores, al tiempo que explotan el jugoso negocio de la educación privada. A la derecha tampoco le interesa la sanidad pública, casi por los mismos motivos: por no alargar en exceso la vida de los pensionistas pobres y por tanto ese “gasto inútil” para el Estado, como son las pensiones; y por el mismo motivo que el razonamiento anterior, por explotar los abultados beneficios de la sanidad privada. Las pensiones privadas son otra derivada de esta cuadratura del círculo.
Los impuestos, ahora tan de moda, por eliminar Andalucía los impuestos a los ricos (el de patrimonio), al igual que había hecho con anterioridad Madrid, son otro caldo de cultivo de la derecha. Los ricos apenas pagan impuestos, mientras el grueso de los ingresos del Estado vienen por la vía de las nóminas de los trabajadores y de los impuestos indirectos (impuestos al consumo -IVA o IGIC- que pagamos todos a escote, ricos y pobres). Esto es así lo mires por donde lo mires, pero ya están ahí los manipuladores medios de comunicación para hacerte ver que lo blanco es negro, un día si y el otro también.
Hace muchos años que abrí los ojos tras unas propuestas electorales del Sr. Aznar -al que no voté- que lanzaba soflamas de reducción de impuestos para “todos los ciudadanos”. La conclusión -para no cansarles- es que pasado el periodo electoral y habiendo sido elegido el susodicho como presidente del Gobierno, pude comprobar en mi nómina una considerable subida de impuestos a través del IRPF, justo en sentido contrario de lo que publicitaban en campaña. Eso si, los que si sufrieron una sustanciosa reducción fueron las rentas más altas, al haber variado los tramos del citado impuesto, bajándoselos a las más altas y subiéndoselos a las más bajas. Este y no otro es “el truco del almendruco” que llevan explotando desde siempre. Todo un marasmo de mentiras y manipulación, porque la derecha a quien mima y cuida es a las grandes fortunas, que para eso los han puesto ahí.