Las Islas Afortunadas se quedaron sin fortuna después de ser una a una por el negocio esquilmadas. Las mismas gentes malvadas difíciles de olvidar que las quisieron llenar de cemento y lo lograron, ya con la tierra acabaron: ahora van a por el mar. Esos seres antipáticos dueños de un alma mezquina quieren ver si la gallina pone huevos subacuáticos. Van sus proyectos erráticos tras el petróleo esta vez; si sumergen su interés y usurpan nuestra marea puede que el futuro sea más negro que lo que es. No estoy, y jamás he estado, con los que mi tierra venden ni estoy con los que hoy defienden lo que tanto han destrozado. Como no sé qué han pactado ni qué interés hay detrás, en este juego falaz no creo a unos ni a otros; yo sólo creo en nosotros y nosotros somos más. Malditos quienes se atreven a tener el mal por socio malditos los que el negocio de sus intereses mueven. Malditos los que se deben a sus amos opulentos; los que de perras sedientos siempre que el negocio cuadre venden a su propia madre sin sentir remordimientos. No me vale la codicia de empresas y mandatarios sobre los sueños canarios faltos de tanta justicia. No vale que la avaricia en nuestras aguas recale pero tampoco me vale que hoy se oponga con orgullo quien irá a cobrar lo suyo si al final el chorro sale.
Intentaremos, desde nuestro «nido de ametralladoras», disparar palabras cargadas de verdad y honestidad. Apuntaremos, con la mejor de las intenciones, al centro de los problemas de nuestra sociedad canaria y a todo su entorno de influencia. Sólo nos mueve la verdad y el compromiso ético con los ciudadanos. Bienvenidos al Rincón de Maestro Pancho.
martes, 4 de febrero de 2014
Seguidilla petrolera, por Yeray Rodríguez
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