2.- Las migraciones no son un problema nuevo. Existen desde que el mundo es mundo y lo tienen principalmente los propios migrantes, los que se ven obligados a emigrar como antes lo hicimos los canarios. Es evidente que los problemas se crean cuando a los emigrantes se les pretende “enjaular” en un territorio ya de por si superpoblado como Canarias y no se le da salida al territorio europeo como es además su deseo. Es evidente que se quiere convertir a Canarias en “una Lampedusa”.
3.- Las mafias son inherentes al problema. Allí en donde exista una necesidad -en este caso la necesidad del desplazamiento migratorio- surgirán “mafias” a distintos niveles, a veces “artesanales” que pretenden aprovechar tal circunstancia. No tiene que ser necesariamente una mafia como tal (otras si), a veces es una persona o familia la que les facilita la patera y gasolina para el desplazamiento con el fin de salvar su propia precariedad. Aquí en Canarias hubieron varios armadores de los veleros de la época que hicieron su agosto llevando emigrantes canarios a Venezuela, Cuba, Argentina, etc., pero entonces ni ahora se les llamó mafias… Las mafias organizada son las de la droga, las armas, la trata de mujeres, etc. Eso no quita que eventualmente se solapen o convivan en diferentes planos las unas con las otras. El problema principal de determinada prensa y la clase política en este país es que se le denomina MAFIA a todo, para radicalizar y penalizar un problema de orden social mundial, provocado a veces en origen por los propios países que criminalizan ahora a la inmigración.
4.- La extrema derecha y la derecha extrema tratan de sacar provecho de toda contingencia: la inmigración, la pandemia o lo que se tercie con tal de socavar un poder que ellos estiman que les pertenece, para seguir medrando y robando, claro. De este desborde migratorio no han tardado en sacarle tajada, ya lo vienen haciendo desde hace tiempo. No porque les preocupen las personas, sino porque aprovechan la coyuntura para sembrar su semillita de odio, siempre instalada en su discurso, unas veces sutil y otras descarada.
Estoy de acuerdo en que somos los canarios los que debemos tomar las riendas de nuestro destino, con los partidos que compartan esta filosofía o por el empuje social. Pero cuidado con confundir los diferentes planos que pueden verse comprometidos. Veo con demasiada frecuencia a perfiles independentistas “picando” en el comedero del racismo y la xenofobia. Cuidado!! El pueblo canario debe hacerse respetar de los desprecios de España, como ahora, pero sin perder su esencia. También debe tener cuidado con los cebos envenenados de la extrema derecha.
No es conveniente mezclar churras con merinas. A los problemas se les combate mejor de uno en uno, aunque a veces es inevitable que se solapen. El tema de Amazón y otras plataformas internacionales que se niegan a servir en Canarias no deberían ser objeto ni de mención: Ellos se lo pierden. En realidad nos hacen un favor. Esas plataformas no dejan ni un euro aquí. Trabajemos pues, nosotros y la clase política, por tener la mínima dependencia del exterior. Y si hay que confiar en alguna “plataforma” que sea canaria, con personal canario y con beneficios económicos y fiscales que repercutan en Canarias.
El discurso independentista a veces da miedo; unas por la radicalidad del propio discurso, muy alejado de la realidad canaria, y otras porque hay “elementos” camuflados con otros intereses muy alejados de Canarias que pretenden medrar a su favor. Se hace imprescindible mucho trabajo diario -casi docente- sobre los problemas reales de los canarios. No hace falta tirar de bandera en cada reivindicación. Tampoco concentrar todo el esfuerzo en las de las campañas electorales. La gente a veces se hace preguntas como: ¿dónde ha estado esta gente todo este tiempo? Los esfuerzos han de ser continuados, no intermitentes.
Siempre digo que hay que bajar a la arena, arremangarse y bregar cada problema en el día a día de los canarios, sólo así crearemos conciencia de pueblo y de clase (la gran asignatura pendiente).
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