Días
pasados hablaba con un amigo de la manipulación periodística, y más
concretamente de algún periodista radiofónico con el que en el
pasado compartimos visión de la realidad social y política de
Canarias, pero que a día de hoy dilapida su prestigio
profesionalidad en una deriva marrullera en favor de determinados
grupos de interés
Es
agotador y frustrante leer a determinada prensa, escuchar algunos
programas de radio, ver programas e informativos de televisión que
algún día fueron referente informativo de muchos, tomar la
denigrante deriva del descrédito por la vía de “don dinero”.
Este tipo de periodismo, si se le puede llamar así, se le ha venido
a definir despectivamente como “PERIODISMO PANTUFLO”.
Dicen
que la primera víctima de todas las guerras es la verdad, y este
país hace tiempo que se declaró la guerra a la verdad, habida
cuenta del número de mercenarios a sueldo que trabajan para
determinados medios, en los que más allá de ideales políticos
mienten más que hablan, siempre que les paguen bien claro.
Todos
hemos visto en renombradas tertulias o desde sus columnas de opinión
lanzar las más variadas de las falsedades con tal de “agradar” a
su público o a su pagador. Es lamentable observar la pléyade de
periodistas que son capaces de cualquier cosa y en los que la
profesionalidad y deontología hace tiempo desaparecieron, si es que
alguna vez la tuvieron. Es tan grave este asunto que se le podría
equiparar a la corrupción policial o judicial. Algunos se sienten
tan respaldados enconómicamente en su errática trayectoria que
incluso desprecian que les lleven a los tribunales una y otra vez por
tales motivos.