Perdonen
por la exclamación golpista, pero no se me ocurre otra forma de
expresar la indignación, el deseo y la necesidad de invocar a la
sensatez de las partes implicadas en el conflicto de Cataluña para
que se sienten a dialogar y lleguen a un acuerdo.
Recuerdo
la terrible época en la que la banda terrorista ETA mataba casi a
diario. La última fue en el año 2010, sólo siete años han
transcurrido, aunque ya parece una eternidad, afortunadamente, aunque
las víctimas lo tendrán con seguridad mucho más presente. Recuerdo
que entonces millones de voces pedía a Eta que dejase de matar y que
reclamase sus reivindicaciones por vías pacíficas y
democráticas(políticos de todo signo incluidos). Pues bien, ahora
que ETA ya no mata y que afortunadamente todas las reivindicaciones
políticas se realizan al margen de la violencia, nos encontramos con
la reivindicación de Cataluña en demanda de un referéndum de
autodeterminación, como ya se hizo en su día en Escocia (Reino
Unido) y Quevec (Canadá). En los casos anteriormente citados salió
el NO, pero en cualquier caso fue una jornada de reivindicación
pacífica y democrática. En la catalana, en el momento de realizar
la solicitud estaba claro que iban a perder los independentistas
-según las encuestas-, es decir, que de haberlo realizado saldría
el NO, porque había una gran mayoría de catalanes que no estaba
dispuesta a correr “el riesgo”. Sin embargo el Gobierno del PP se
enroca en la Constitución y en su cumplimiento (teoría ampliamente
desmontada por ilustres catedráticos de derecho constitucional), lo
que ha provocado a su vez otro enrocamiento del Gobierno Catalán y
todo el sector independentista. Ante la reiterada negativa del
Gobierno de la Nación a acceder al referéndum pactado, y sin otra
alternativa que ofrecer, el Gobierno Catalán ha decidido “tirarse
al monte” intentando tensar la cuerda al convocar de forma
unilateral el referéndum para conseguir forzar la situación y
finalmente el referéndum. El Gobierno de Rajoy, lejos de buscar las
vías políticas para dar solución a un conflicto eminentemente
político, optó por recurrir al tribunal constitucional para
doblegar mediante Sentencias Judiciales las acciones políticas del
Gobierno catalán, lo que finalmente consiguió. El tribunal
Constitucional anuló ese referéndum, y a partir de aquí la
catarata de sucesos y actuaciones por parte del Gobierno, los jueces
y la fiscalía no han dejado de sucederse y complicar aún más el
asunto político.