En la época de las
nuevas tecnologías y las comunicaciones, ese mismo “exceso” de comunicación ha hecho un daño
espantoso al conocimiento y a la verdad de las cosas, aunque parezca un contrasentido.
Hoy que prácticamente nadie puede sentirse desinformado, comprobamos que esta
fluye menos que nunca (la información seria), ya que la manipulación, especialmente
la practicada por la TV está haciendo estragos. No sólo es lo que se miente y
manipula (que también), es a lo que se prioriza y lo que no, lo que se muestra
y lo que se oculta; así como los horarios elegidos para cada contenido. Unas
tácticas de difusión descarada, de contenidos muy determinados, junto a otras más disimuladas consiguen
engañar al confiado ciudadano que pretende informarse a través de la caja
tonta, normalmente a través de un solo canal, porque eso también tenemos, somos
animales de costumbres y no contrastamos las informaciones.
Por otra parte, hay
medios de comunicación que no han sido creados para dar información fiable al
tiempo que ganan dinero -como cualquier empresa- sino que están expresamente
creados y financiados para “crear opinión” (bajo pago claro). Mención aparte
para los medios públicos manejados hábilmente para propaganda del partido en el
gobierno.
Estos medios, de los
que tampoco escapan la radio, la prensa y las redes sociales, bombardean tarde
mañana y noche los mensajes que interesa a los poderes económicos y
financieros, mientras el ingenuo ciudadano traga y queda predispuesto y
prejuiciado ante todo lo que se aparte de las consignas impuestas, o bien sale espantado, desentendiéndose de tanta pudrición y por
tanto de la política en general. Las dos posturas benefician a los mismos de
siempre, a los que justifican los recortes sociales, la bajada de sueldos, la
precarización del mercado laboral, a los que entienden que estas son lentejas,
si las quieres las comes y si no las dejas… No hace falta ser muy listo para
conocer quién defiende qué políticas.