Me cansa leer o escuchar
a los que año tras año hacen uso partidista de la bandera canaria
(la de las siete estrellas verdes) y no pierden ocasión de
posicionarse junto a ella para la foto, pero que luego no son capaces
de impulsar una modificación del estatuto de autonomía para
incluirla como la bandera oficial de Canarias. Esto si que
conseguiría concitar a todos los canarios, al margen de signos
políticos, en torno a un proyecto común en defensa de nuestra
tierra. Los vascos lo consiguieron, hace ya muchos años, por qué
los canarios no.
El pleno del Cabildo
de Gran Canaria aprobó recientemente -con la oposición del
Partido Popular-que ondee esta bandera la próximo 22 de octubre en
la edificio oficial del Gobierno de la Isla. También algunos
Ayuntamientos han sacado adelante idéntico acuerdo para que el
mismo día ondee nuestra bandera en el mástil de las corporaciones
locales. Mientras tanto algunos sectores
políticos muy alejados de la realidad canaria se dedican a
bombardear desde los tribulales este pequeño homenaje a la
bandera canaria. Ellos sabrán por qué interesa tanto amordazar el
sentimiento indentitario canario...
El que me conozca bien
sabe que no son los símbolos ni las banderas lo que me mueve en esta
vida, pero es justo reconocer que cuando se aprobó el estatuto de
canarias se tuvo que inventar, deprisa y corriendo, una nueva bandera
por no adoptar la que desde siempre ha sido nuestra bandera más
representativa, con la que todos nos sentimos identificados, la que
portamos en manifestaciones en defensa de nuestra tierra, la que
tienen la mayoría de partidos en sus sedes y la que enarbolamos los
canarios en todas nuestras celebraciones y triunfos deportivos. Es
hora como digo de remover ese punto de nuestra historia que quedó
inconcluso y dar de una vez por todas la oficialidad que merece a
nuestra bandera.