miércoles, 26 de diciembre de 2012

2012, un meteorito neoliberal (por Enrique Bethencourt)

Ha sido muy importante el retroceso social, político, económico y de libertades y derechos experimentado en España en este 2012 que camina su último y renqueante trecho. Aunque, para ser justos, el mismo se inicio un tiempo antes.No es correcto decir que todo lo han hecho los que llegaron al Gobierno hace ahora un año. Sería faltar a la verdad.
La demolición, obligado o no, la comenzó el entonces presidente Zapatero a partir de aquel trágico mayo de 2010, y la culminó con la reforma de la Constitución en beneficio de los mercados y la siempre ganadora Banca.
Rajoy la ha acelerado y la ha llevado a niveles máximos, incrementando cada vez más el sufrimiento de mucha gente: “muy agresiva” reforma laboral, copago sanitario, contrarreformas educativa y judicial, subidas de impuestos a trabajadores y clases medias, desmantelamiento de la Sanidad y la Educación, desprestigio permanente de los trabajadores públicos y demonización de los sindicatos,incumplimiento de sus promesas sobre las pensiones…
Hoy somos más pobres que ayer y menos que mañana. La próxima Encuesta de Población Activa (EPA), la correspondiente al cuarto trimestre del presente año, que conoceremos a finales de enero, probablemente incluirá a más de seis millones de desempleadosel 2013 acelerará la destrucción de empleo, especialmente en el sector público. Y lo que hasta ahora eran derechos de todos se convierten en pingües negocios para unos pocos.
Austeridad
Y lo seremos, más pobres digo, por mucho tiempo. Intermón Oxfam habla en su último informe de 18 millones de pobres en 2022, el 38% de la población, trece puntos más que los datos actuales y seis millones de damnificados más “si se mantienen las medidas de austeridad y los recortes sociales”. Y los responsables de las políticas antipersonas, en Berlín y en Madrid, no parecen tener voluntad alguna de rectificar.
¿Es modificable la actual situación? Sí, con un cambio profundo de las políticas económicas que pasen de obsesionarse con los recortes a recaudar más y redistribuir mejor; haciendo que paguen más impuestos los que más tienen y persiguiendo el enorme fraude fiscal.

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