El
PSOE ha vuelto. Como el turrón ha decidido volver casi por Navidad.
Acuciado por las luchas intestinas, las demandas de primarias y los
malos resultados en los sondeos, el partido socialista convocó, a la
desesperada, una Conferencia Política para vendernos, una vez más,
las bondades izquierdistas e ilusionantes de un proyecto político
sustentado en un bipartidismo agotado y rechazado cada vez más por
la ciudadanía. No es la primera vez que monta una estrategia que le
ha dado buenos resultados. Lo hizo tras la última etapa de un
felipismo cada vez mas escorado a la derecha tras cantarnos las
excelencias de la OTAN y abrazar el modelo neoliberal renunciando al
marxismo, privatizando empresas públicas y desmantelando la
industria estatal, enfrentándose a los sindicatos al poner en marcha
medidas regresivas contra los trabajadores, puenteando el Estado de
derecho a través de los GAL e implantando la cultura del pelotazo
que hizo aflorar toneladas de corrupción. Lo hace ahora tras el
zapaterismo que, en su última etapa, se entregó de lleno al
capitalismo más salvaje con reformas laborales, recortes de
salarios, indultos a banqueros, congelando las pensiones y
propiciando la modificación urgente de la Constitución para cargar
con la deuda, fundamentalmente privada, contraída con los mercados.